Estilo directivo


Estamos cansados de escuchar que el activo más importante de las empresas son sus trabajadores, y es bien cierto que la manera de conseguir mejorar nuestra competitividad es teniendo alineadas a las personas que componen una organización: mismos objetivos, mismos intereses… ¡buenos resultados!


Los objetivos pueden estar claros y podemos tener a un personal muy competente, sin embargo, si no contamos con una dirección adecuada podemos dar al traste con todos los esfuerzos realizados.

Por eso hoy vamos a hablar de “estilo de dirección”, que no tiene nada que ver con si la corbata nos va bien con la camisa, o si nuestra chaqueta ya no se lleva, eso por ahora lo dejamos para otros blogs ;-)


Hablamos de que un buen manager (director en español) tiene que ser capaz de coordinar con acierto:
  • Estrategia del negocio -> definir los objetivos de la organización, que deben ser pocos pero buenos, es decir, retos realizables.
  • Estrategia de las personas -> gestionar eficientemente a los trabajadores (motivación, desarrollo personal y profesional,...)
  • Desarrollo del liderazgo -> consecución de resultados y un código de conducta que transmitan los valores de la empresa dentro y fuera de ella.
  • Gestión del talento -> identificar qué personas tienen las aptitudes necesarias para cada puesto, valorarlas e incentivarlas adecuadamente. 
Con estos cuatro puntos, parece que estamos haciendo una lista de deseos de lo que sería "el jefe ideal", sin embargo, son características que cada vez valoran más las grandes empresas.

Como hemos dicho al principio de este artículo, las personas son el principal activo de una empresa, por este motivo, las empresas con una alta rotación de personal pierden además parte de su experiencia, su conocimiento y por lo tanto de su valor, por mucho que se desarrollen programas de formación para los nuevos "fichajes".

Revisando informes anuales de las principales empresas del IBEX35 (como ejemplo s Iberdrola o Grupo Santander), veremos que hay un apartado completo dedicado a la gestión de las personas, que incluyen índices como la tasa de rotación (empleados que abandonan la compañía), la relación entre el salario medio por puesto y el equivalente fuera de la empresa o la tasa de promoción interna.

Aunque a muchos empresarios les cueste entenderlo, ni un buen sueldo por sí mismo, ni un buen ambiente laboral con un sueldo bajo garantizan la satisfacción de sus trabajadores. Es por tanto necesario llegar a un punto de equilibrio: sueldo proporcional al trabajo realizado, relación de respeto hacia los trabajadores, valoración del trabajo, conciliación de la vida laboral y familiar,...

Para no alargar más este artículo, lo dejamos aquí por hoy y dejamos para una segunda entrega aspectos como :
  • Evaluación y gestión del talento  : indicadores
  • Motivación y productividad
  • Condenado a la extinción : el "dueño del cortijo"
 A la espera de vuestros comentarios... ¡Saludos y que tengáis un buen día! ;-)

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