Recorte de gastos : ¡A los carromatos!


Muy buenos días, estamos de vuelta con este artículo dedicado a los famosos recortes que día a día ocupan las portadas de periódicos y telediarios. 

No es ningún secreto que la época de abundancia que vivimos hace unos años está ya más que olvidada, ahora toca meterse en cintura y recortar para volver a poner el signo positivo en las cuentas. Pero no de cualquier manera.

Da igual si hablamos de un país, una empresa o una casa, a fin de cuentas los números son los números y si de la caja sale más de lo que entra, es que lo estamos haciendo mal.
Se puede contemplar el déficit (es decir, deber dinero) como algo positivo, si lo mantenemos controlado y si además estamos generando empleo. Pero cuando caemos en la demagogia (tener contenta a la gente) y nos centramos demasiado en el corto plazo dejando de mirar al medio y largo plazo, vamos cargando de deudas la caja y lo único que conseguimos es… encontrar una deuda mayor con el paso del tiempo. Y lo peor no es eso, sino que además el empleo que se generaba era de carácter muy temporal. No vamos a hablar del famoso Plan E porque no es menester, pero todos recordamos las millonarias inversiones en “arreglar aceras” que tras unos meses dejaron a la misma gente en la calle (literalmente) y una nueva factura en la caja.

Hace unos días escuchábamos a Rajoy comentar que esto le iba a costar una huelga general. No pretendo defenderle, pero los recortes deben hacerse bien, es mejor no andarse con medias tintas, como dice el refrán “más vale una cara colorá que ciento amarilla” y lo cierto es que los recortes los habría tenido que hacer gobernara quien gobernara. Así que puede que la primera reacción de los “agentes sociales” (como los llaman ahora) sea convocar una huelga, pero en mi opinión merece más la pena hacer los esfuerzos en poner esto en marcha.

Hay que ver la facilidad que tengo para irme por las ramas, ¡estábamos hablando de recortes! Y es que independientemente de lo que decidan el gobierno y la Unión Europea, todas las empresas (y familias) tienen que hacer recortes, de una manera u otra.
Pero ¿cómo hacemos recortes y a la vez invertimos para crecer? Si esperabais que fuera a decir “pues muy fácil”, estabais equivocados. No es una tarea fácil, pero si es una tarea realizable y, por supuesto, pasa por estudiar cada situación y por usar las nuevas tecnologías.

Los gastos que día a día tenemos en cualquier empresa son muy variados, y por eso, hay que ver cuáles pueden reducirse y de qué manera. Hay ciertos gastos, que repercuten en nuestra imagen y por tanto pueden favorecer o perjudicar nuestras ventas. Además por lo general, los gastos que más suelen repercutir son los "pequeños poquitos" que a la larga suponen más que gastos de mayor cuantía pero que se producen en ocasiones muy contadas... recordamos de nuevo "The Long Tail"Otros, sin embargo, son perfectamente ajustables sin que el cliente perciba que hemos recortado:

  • Gastos de comunicación: maximizar el uso de email, la mensajería instantánea y sobre todo a la Voz sobre IP (VoIP), muchos proveedores facilitan tarifas planas internacionales, además de asociar la cuenta VoIP al número de teléfono de nuestra empresa, que aparecerá cuando llamemos.
  • Gastos de desplazamiento: tenemos una agencia de viajes personalizada al alcance de la mano, sólo necesitamos tener paciencia y vista, es decir, puede que desde un aeropuerto principal el vuelo me salga muy caro, pero si cojo un avión desde otro aeropuerto secundario, el vuelo sea bastante más barato e incluso que me ahorre parking. Habrá que estar pendiente también de las posibles escalas y de si estamos dispuestos o no a hacerlas.
  • Gastos de transporte de mercancías: es posible que siempre hayamos trabajado con el mismo transportista, pero los negocios son una cosa y la amistad otra. Una rápida comparación puede hacernos ahorrar mucho dinero en cada envío, no hay que tener miedo a protestar ante un servicio deficitario o unas tarifas abusivas.
  • Gastos administrativos: el mismo consejo que en el punto anterior, bancos, aseguradoras, asesorías de empresas,… no hay que tener miedo al cambio, y es probable que al sentir que pueden perder clientes, mejoren servicios y tarifas.


Ya cuando éramos pequeños nos lo anunciaban con un detergente con nombre de descubridor : “Busque, compare y si encuentra otro mejor, cómprelo”… lo que si os pido que recordéis es que hoy en día lo que se paga es la calidad. Si cambio de compañía de móvil pero luego no tengo cobertura, me facturan de más y no responden a mis solicitudes, todos preferiremos pagar algo más y tener un servicio que nos tenga satisfechos.



No me enrollo más (que hoy no ha estado mal), tened un buen día y ¡cuidado con las tijeras!

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